Epoca Moderna

LOS GATOS EN LA ERA MODERNA

Tras la gran masacre de gatos en la edad media, no fue sino hasta el siglo XV y el XVI, es decir, hasta el Renacimiento – cuando los movimientos humanistas empezaron a mirar hacia la era de esplendor griega y romana – que el gato doméstico fue revaluado por la Iglesia hasta tal punto que el Cardenal Richelieu dejó parte de su herencia a sus gatos. Condenaba a las brujas, pero no a los gatos.


El gato recuperó su lugar en el mundo y se convirtió en el adorno de los salones. La aristocracia se hacia retratar junto a ellos, y, cuando estos gatos morían, les construían tumbas con versos y sonetos. Sin embargo, en España, no fue sino hasta el siglo XVII, que no empezó a hablarse de él. Escritores como Francisco de Quevedo o fabulistas como Félix María de Samaniego, y pintores de la talla de Velázquez o Murillo, describen un animal elegante y singular, cuya astucia, falsa modestia y eficacia de cazador lo convierten en un animal tan temible como su primo el zorro. Con esto, pretenden erradicar la mala fama del gato y devolverle a la posición que realmente merecía.

Ya en el siglo XVIII, la posición del gato en la sociedad queda asentada de forma definitiva. La invasión de ratas pardas, recién llegadas de Europa, volvió a traer el fantasma de la peste, aunque ésta vez bubónica (la cual no acabaría hasta 1720, que se dio la última epidemia de peste bubónica en Marsella). En consecuencia, llegó también la rehabilitación del gato, y estos mamíferos volvieron a prestar sus servicios en almacenes, oficinas, granjas y barcos. Como curiosidad, algunas compañías de seguros exigían que los cargamentos estuvieran debidamente vigilados por todo un contingente felino en cada viaje; de lo contrario, se negaban a asegurar la carga.

A mediados del siglo XIX, el gato se estableció definitivamente en los hogares, y a finales del siglo XIX existe tal pasión por este animal, que comienzan a organizarse las primeras muestras y exposiciones sobre felinos, y se establecen los rasgos específicos de cada raza. También en este siglo, Louis Pasteur, vio en los gatos un primer ejemplo público de higiene, pues pasan acicalándose y lavándose una gran parte del día, con lo que los gatos consolidaron definitivamente su estatus en la sociedad.

Última modificación: domingo, 13 de enero de 2013, 16:29