1. Introducción
“En las últimas décadas del siglo pasado y hasta la actualidad, el fútbol en general y la forma de abordar su entrenamiento han sufrido una gran evolución. Dicha evolución ha sido en gran medida reflejo de lo acontecido en otras áreas del conocimiento humano que, partiendo de un enfoque cartesiano basado en ciencias como la física, las matemáticas o la química, han pasado a otro enfoque basado en ciencias como la biología y las ciencias humanas”. (Martín Acero y Lago, 2005)
Estas ciencias, y otras relacionadas como la teoría de la complejidad, teoría de sistemas, pensamiento complejo o la ecología profunda, se adaptan de mejor manera al carácter complejo de nuestro mundo, de la vida, y dentro de ésta, de los fenómenos de carácter antroposociales, entre los que, sin duda, podemos situar a los acontecimientos que tienen lugar en los deportes de equipo, como es el caso del fútbol.
Morin (2007), orienta nuestras ideas al decirnos que el paradigma de la “simplificación”, que se integra por los principios de disyunción, reducción y abstracción, es el que ha dominado el pensamiento occidental prácticamente hasta la actualidad. Modelo de pensamiento que ha separado las tres grandes áreas del pensamiento humano durante los últimos siglos, éstas son, la física, la biología y las ciencias humanas.
Esto, llevado al fútbol significa un modelo de planificación y entrenamiento basado en el “conductismo”, paradigma en el cual solo lo observable debe ser tenido en cuenta en una conducta. De esta manera, se centra en los estímulos y respuestas cerradas, ignorando por completo las sensaciones, las imágenes, los deseos, e incluso, el pensamiento del sujeto observado (Dobato, 2012).
En contrapartida a este paradigma y los modelos que resultan de él, aparece el “constructivismo”, basado en el paradigma de la complejidad y la teoría general de sistemas, que dentro del campo de la educación, emerge un modelo en el que el conocimiento no se reduce a una copia de la realidad preexistente, sino que es un proceso dinámico e interactivo, por medio del cual la información externa es interpretada una y otra vez por la mente, que va construyendo en forma progresiva “Modelos” explicativos de la misma cada vez más complejos y acertados (Dobato, 2012). Es así como, la realidad se conoce a través de “Modelos” que construye el ser humano para darle explicación, Modelos que son siempre susceptibles de ser cambiados y mejorados.
“El concepto de complejidad recoge aquello que no puede reunirse o explicarse a través de una palabra, de una regla o una ley” (Morin, 2007). El mismo Morin (2007), nos dice que “el pensamiento complejo, pretende el conocimiento multidimensional de los fenómenos, aceptando la imposibilidad de un conocimiento completo. Así mismo, implica el concepto de incertidumbre”.
En las últimas décadas, mediante el desarrollo de paradigmas cualitativos e interpretativos (Sánchez López, 2012), es “cada vez mayor el número de científicos que cuestionan no sólo el concepto de ciencia, sino sobre todo el modo de hacer ciencia” (Garganta, 1997, p.2). De esta manera, aparecen en el fútbol modelos de planificación diferentes de los clásicos, que se originan en las ciencias de la complejidad, teoría de los sistemas dinámicos complejos, pensamiento complejo y otras. Metodologías unificadoras globales e integrales, caracterizándose, y siguiendo a Gómez, (2011) por que “mediante tareas de entrenamiento de carácter dirigido, especial y competitivo, se persigue el desarrollo simultáneo de todas las partes tradicionalmente desintegradas…” (p. 32).
Al respecto, Seirul-lo (2005) nos dice que las leyes y principios tomados de los deportes individuales y utilizados tradicionalmente no son de aplicación en el entrenamiento de los deportes de equipo. Distintos autores, como García Manso & Martín González (2005) y Martín Acero y Lago (2005) han abordado el entrenamiento deportivo desde la óptica de la complejidad, y la conclusión principal en todos es que el entrenamiento de los deportes de equipo no tiene nada que ver con el de los deportes individuales.
Desde esta perspectiva, la planificación constituye la guía de aproximación a los objetivos planteados y pretendidos por el equipo, a través de la selección, diseño y ordenamiento de los contenidos y su aplicación en el tiempo, considerando el entorno que le rodea. En este sentido se adopta una forma mucho más abierta y flexible para adaptarse a la realidad cambiante del rendimiento en este deporte (Arjol, 2012).
El “Modelo Cognitivista de Seirul-lo”, expresado por lo que conocemos como el “Microciclo Estructurado”, es una propuesta teórica que toma como punto de partida la complejidad del fenómeno del fútbol, su entrenamiento y la planificación de éste, y cuya principal característica y de lo que se diferencia de los “Modelos Tradicionales”, es que lejos de separar las partes para abordarlas de manera independiente, consideran de primera importancia los nexos, las relaciones e interacciones entre los elementos que lo integran, teniendo en cuenta además, el contexto que lo rodea. Y tal como nos dice Arjol (2012), “este enfoque implica un cambio total de paradigmas, de conceptos y, en consecuencia, de la forma de llevarlo a la práctica”.